Aún temblamos
cuando crujen las ruinas de lo
que un día fuimos,
cuando se despierta el vértigo
en nuestras entrañas
al asomarnos al precipicio que
sorteamos
para llegar a donde estamos.
Aún nos estremecemos
ante las cenizas de las
palabras que no nos dijimos,
ante el eco de las que si nos
gritamos
reajustando la distancia que secuestramos
para llegar a donde estamos.
Pero aún seguimos
y son preciosas las vistas tras
el precipicio;
y no sé tú,
pero yo no estoy
dispuesta a volver atrás,
tras llegar a donde estamos.
Texto: Natalia Huertas
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