Aquí sigues, frente a mí, escuchándome con la paciencia que tuviste que escarbar para encontrar y con la mirada del que intenta entender algo que, por más que ha intentado, no consigue alcanzar. Me regalas tu tiempo (soy consciente de que ni siquiera me debes eso), y yo, siento que cada vez que abro la boca es para cagarla una vez tras otra, que no aprendo, que me retuerzo sobre argumentos amnésicos, que te alejo cada vez más. Retomamos en hilo conductor a deshoras, continuamos esta debacle como si de un juego se tratase, un juego del que desconozco las reglas para ganar. Ganar. Ni siquiera pretendo ganar. Tan sólo quiero no perderte.
Qué difícil se me hace abrirme en canal para ti, para enseñarte cada una de mis entrañas, para que así pudieses entender todo lo que se remueve aquí dentro y que me hace desdeñar a la vida con la vanidad del que la observa desde fuera sin llegar a sentirse protagonista de su propia historia. He llegado a pensar incluso que no existen las palabras adecuadas, o al menos, yo no las conozco, pero aquí estoy, intentando evitar entre tú y yo una distancia hermética, o un punto y final inexorable. He oído mil veces eso que dicen de que el tiempo te endurece el corazón y, joder, yo ya debería tener indestructibles hasta las arterias menores, pero últimamente no sé si se trata de mi desgana sobrevenida o de mis miedos innatos, pero cualquier vendaval repentino me deja desnuda y tiritando; y debe de ser que tú últimamente soplas demasiado fuerte o que tus vaivenes me dejan desprevenida y desarmada de toda razón.
Quizás te tuve que avisar a tiempo de este desorden, antes de dejarte pasar, pero ya es demasiado tarde para eso. Esta soy yo, me declaro culpable y saco la bandera blanca. No puedo pedirte que me entiendas, porque ni siquiera yo lo hago en ocasiones. Sólo pido que no te muevas, que me esperes. Dame tiempo para que vuelva a ordenar todo este desastre.
me da un miedo cuando el vendaval hace dudar todo lo que crees tan fuerte e indestructible!
ResponderEliminarla duda también, no es que me ofenda pero me frustra, lo que podría ser y no es... por esa duda. Has destapado el cajón desastre que tengo ahora uniendo por finos hilos el corazón y la cabeza.
Me ha gustado mucho, la tregua es dura pero merece la pena la paz posterior! :D
Una sonrisa delante de un ventilador!